Haciendo amigos: Saramago
En el googleo matutino que suelo realizar de los distintos diarios nacionales, encuentro en el diario Crítica una nota titulada “Saramago arremetió contra el Papa y el Vaticano”[1] en la edición digital del día jueves 15 de octubre de 2009.En ella se menciona que el Nobel afirmó que: “Que Ratzinger tenga el valor de invocar a Dios para reforzar su neomedievalismo universal, a un Dios que jamás ha visto, con el que nunca se ha sentado a tomar un café, demuestra solamente el absoluto cinismo intelectual del personaje”.
Ciertamente no es mi intención polemizar con Saramago –al menos no en cuestiones literarias- aunque si pretendo refutar sus afirmaciones, ya que ellas no pueden ser pasadas por alto más aún cuando estas provienen de una figura mundialmente reconocida por sus dotes literarios, aunque no por sus reflexiones filosóficas ni teológicas.
En primer lugar cabe acotar respecto “que Ratzinger tenga el valor de invocar a Dios para reforzar su neomedievalismo universal” que necesitaríamos un traductor o diccionario especial para entender la voz neomedievalismo, indescifrable hasta para Umberto Ecco. Solamente diré que la Iglesia es una y fundada por Cristo, con sucesión apostólica por más de XX siglos (pavada de tiempo) y que se ha adaptado sin perder su esencia a los tiempos actuales. Punto.
En segundo lugar el argumento que hablar de un Dios que jamás hemos visto “demuestra solamente el absoluto cinismo intelectual” es refutable con razonamientos que un niño de no más de cinco años puede comprender. Saramago pretende hacernos creer que si uno no ve algo no existe. ¿Desconoce Saramago la existencia de Napoleón, de Sócrates, de Confucio? ¿Quién es en realidad el cínico? Si el escritor no desconoce la existencia de estas personas ¿es acaso por qué ha hablado con ellas u otros lo han advertido de su existencia y legado?
Podemos también refutar al escritor con las cinco vías de Tomás de Aquino parala demostración de la existencia de Dios[2]. Cualquiera de ellas es lo suficientemente clara. Yo prefiero la IV vía que indica que si uno mira la perfección de la creación, concluirá rápidamente que quien las creo (Dios) es más perfecto que todas ellas.
Por otra parte afirma el escritor portugués que: “A las insolencias reaccionarias de la Iglesia católica hay que responder con la insolencia de la inteligencia viva, del buen sentido, de la palabra responsable. No podemos permitir que la verdad sea ofendida todos los días por presuntos representantes de Dios en la Tierra a los que en realidad sólo les interesa el poder”.
A las insolencias de los ateos confesos y militantes también los católicos debemos responder con una verdadera “palabra responsable”. Es curioso que Saramago afirme que no puede permitir “que la verdad sea ofendida” a diario por miembros de la Iglesia Católica en una supuesta búsqueda de poder, cuando no hay duda alguna que no existe otra institución que en a lo largo de toda la historia de la civilización haya ayudado desinteresadamente a los más desposeídos.
Incluso hoy las ayudas son cuantiosas tanto material como humanamente desde las donaciones personales que se realizan al papa para sus obras de caridad (conocidas como el óbolo de San Pedro), pasando por los miles misioneros dispersos en los lugares más inhóspitos y Caritas con presencia literalmente en todas partes.
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