Probablemente esta pregunta zumbe nuestra cabeza -cual mosquito en pleno verano pegajoso de BAires...
¿Por qué almorzar el sábado a las corridas, para qué juntarme en el colegio a las 13.00 hs., bancarme el apretujonamiento de la gente, al cura que habla antes de llegar a Plaza de Mayo y el sonido no se escucha bien? ¿Para qué ver la misa desde lejos, dar una vuelta olímplica a la plaza?
Pensemos un poco -almohada de por medio- darles porques y paraques a estas cosas.
Que bueno sería ir, no sólo con Bombos, banderas, vinchas, pero con un corazón hinchado que no aguanta quedarse en su casa viendo tele cuando pasean por las calles de la porteña Buenos Aires al Rey de Reyes.
Pilas!!! Que si callamos, hablarán las piedras (o el asfalto y las baldosas de la ciudad)
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